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Su Real Aventura

August 16, 2007 by fito

Esquiva, empuja, discúlpate, brinca, saluda, observa, grita pero que no te oigan, cede el asiento, espera tu turno, mete el boleto, ríe, juega, sientate, llora, estornuda, tápate la naríz. Cuando andamos por esta vida siempre pensamos en la comodidad, en el hecho de superar nuestras adversidades y llegar a un punto en el que no nos preocupe nada, nos distrae el elemento de que a los nuestros no les falte nada y hacemos de todo para que eso suceda, como subirse al metro

Para todo esto naturalmente se debe hacer un esfuerzo, algunos hacen más que otros pero al final del camino, todo se refleja en una sóla meta en común: “lograr lo pensado y el incremento de nuestras posibilidades en la vida”. Uno a uno los dias son diferentes para cada individuo, a veces, todo comienza desde muy temprano, nuestro humor se desarrolla conforme va pasando el día y en ocasiones nos desgastamos más en el transporte público que en el mismo trabajo.

Y como no nos vamos a desgastar si en medio de todo el agetreo del metro pasa una persona vendiendo discos a todo volúmen o simpemente observamos una muestra más del surrealismo hecho carne, un hombre sin piernas arrastrándose pidiendo una moneda o un par de faquirs urbanos arriesgando todo al acostarse en vidrios para ganarse la vida, por que en realidad es eso, una constante lucha por subsistir. Y en eso nos vemos envueltos todos, un gran tumulto entrando a un vagon que queda corto para transportar a tal cantidad de personas.

En él podemos ver a cuanta persona podríamos imaginar, aquellas que a veces sólo en lindos sueños podemos ver o en su defecto en nuestras peores pesadillas. Es una diversidad casi infinita pues se encuentran personas de todos lados de la ciudad más grande del mundo. El viajar en metro es un experiencia como ningún otra, no todos son capaces de soportar altas temperaturas, tacleadas en cada momento, fuertes olores humanos o simplemente el ir y venir de los ambulantes e indigentes. La experiencia de subirse al metro mexicano es diferente a cualquier situación que se pueda vivir en otros medios de transporte, puesto que sólo ahi conviven factores únicos de nuestra gran cultura, así como elementos que la misma sociedad ha creado, no por que realmente seamos malos si no por que el mexicano es tan chignon, que sabe de donde sacar y como hacerla para subsistir, lo malo es que generalmente es a expensas de otros y sin importar que a otros moleste o incomode.

Según muchos escritores, sociólogos y demás expertos en el tema, además de la más humilde de las opiniones de un servidor, la Ciudad de México es la Ciudad más surreal del mundo, por consiguiente sus habitants, transporte, y otras cosas son surreales, obviamente el metro termina siendo el lugar más surreal de esta orbe y por que no, del mundo.

Subirse al metro es para campeones, pera personas que en verdad necesitan de este transporte, por que la verdad es un lugar en donde las buenas intenciones se juntan con los negros pensamientos de otros. Mientras uno se comporta amable y cede el lugar a personas ya grandes, embarazadas o con hijos en el brazo, otros sólo toman cualquier pretexto para mirar, tocar o arrimar. La verdad yo soy de esos que ceden el asiento, pero no a cualquier persona, tal vez sea un mal educado pero no me gust aver a una mujer jóven sentada y frente a ella una pobre viejita o un varón con discapacidad parados, eso es de igual manera una falta de educación, solo por que piensan que son mujeres, por eso yo, me fijo a quien cedr un asiento.

Otra de las tantas cosas que suceden en el metro y que es un tema de discusión, son los malos olores, no lo digo por los que no se bañan, por que eso es aparte y desagradable, tampoco por los que huelen mal, como carajos no vas a oler mal después de todo un día de romperte el lomo, ya en la noche te vale si hueles mal o no. esto lo digo por los gases que se tiran a cualquier hora del día, chale, yo creo o al menos ese es mi punto de vista, que te puedes aguantar un poco y tirartelo al salir, deben de ser concientes que viajamos en un lugar cerrado y que todo se queda, chale una flatulencia si es imperdonable, pero los más chistoso es cuando sucede, comienza a oler mal y todos se voltean a ver con cara de mentada de madre y el culpable pues se hace wey.

Lo que quiero decir con todo esto, es que prueben algún día el metro, no sean fresas, vivan experiencias jamás vividas, más aún si están en la publicidad, como piensan llegarle a alguien si no saben como viven, ¡Carajo! A ellos son a los que le hablamos, los pobladores más desaofortunados son los que necesitan un cambio, nosotros podemos darles ese cambio si sabemos como viven, cuales son sus intereses, que buscan y que les desagrada, seguro que debemos comunicarnos con los que tienen el poder de compra, pero los usuarios del metro también son tienen un poder de adquisición, solo hay que abrirle los ojos y que se den cuenta que ellos pueden cambiar el curso de las cosas, solo hay que hacerselos ver.

Ahora si que “Este es mi país y esta es mi gente”  todo por la mejoría de una cultura que aún no se da cuenta de lo que es capaz. Aunque la Ciudad sea surreal, el metro sea surreal, los habitantes sean surreales y yo sea surreal, un viaje como ese no me lo pierdo, ni en esta ni en la siguiente vida.

monocosmico


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